Gestión energética colaborativa en edificiosaplicación de técnicas de participación del usuario en un edificio singular de Madrid

Resumo

Actualmente, las técnicas y métodos existentes para diagnosticar y rehabilitar energéticamente edificios existentes aún no consideran al usuario un interlocutor activo de sus propias necesidades con respecto al edificio. Y es que, desde la perspectiva del técnico, aquel puede resultar un agente incómodo e imprevisible. Sin embargo, el usuario del edificio puede ofrecer interesantes claves sobre deficiencias en el día a día de su relación con el espacio construido, de interés para rehabilitadores y gestores energéticos, a la vez que puede comprometerse a largo plazo con la gestión eficiente del mismo. Se propone legitimar al usuario de edificios existentes, para que informe sobre sus necesidades reales de confort interior, y colabore proactiva, voluntaria y motivadamente, convirtiéndose en un actor clave en la gestión colaborativa del edificio, a lo largo de su vida útil. Para ello, se toman técnicas cualitativas provenientes de las ciencias sociales y de la salud, pertenecientes a la Investigación-Acción participativa (IAP), así como otras técnicas que utilizan la imagen como vehículo para facilitar el análisis, la conciencia crítica y el debate entre usuarios en relación a un determinado tema. Esto fomenta el diagnóstico de las carencias detectadas por los usuarios en el edificio, a la vez que les ayuda a comprender la importancia que adquieren como participantes activos, proponen soluciones, y adquieren mayor compromiso con el edificio y su actividad. Este método, denominado Photovoice, es de especial interés en la aplicación de medidas rehabilitadoras para la gestión eficiente de la energía en edificios terciarios existentes, especialmente en aquellos edificios singulares, puesto que puede facilitar el trabajo de los técnicos y profesionales, dando información de primera mano sobre la experiencia diaria con el edificio en sus diferentes espacios. La experiencia llevada a cabo en este proyecto se ubica en un edificio terciario, destinado a despachos y laboratorios, situado en Madrid, perteneciente a la administración pública. Entre enero y marzo de 2017, dieciséis usuarios tomaron fotos de deficiencias encontradas en el edificio en términos de confort, y luego se reunieron hasta cinco veces para debatir los problemas detectados, reflexionar, y concretar propuestas de mejora. Cabe destacar del método varias cuestiones: lo colaborativo que resulta para los participantes; el fin informativo y divulgador ante los decisores-gestores del edificio; la conveniencia de las soluciones que presentan los usuarios, que pueden resultar más ajustadas, tanto en tiempo como en presupuesto; y el papel del técnico-facilitador, puesto que es él (o su grupo interdisciplinar), quien debe traducir lo expresado por el usuario al lenguaje técnico, a fin de que toda esa información sea provechosa ante una posible intervención en el edificio. En definitiva, se trata de utilizar la experiencia del usuario para establecer un diálogo entre gestores, usuarios y técnicos, de manera que la gestión colaborativa sea una realidad, resulte lo más eficiente posible y se perpetúe en el tiempo, evitando costosos gastos de mantenimiento y/o un mal uso por parte de un usuario desconocedor, desinformado, o incapacitado para participar en la gestión de su propio confort en el lugar de trabajo.