Unlandschaft. El paisaje indefinido

  1. RODRÍGUEZ SOTOCA, MARINA
Dirigida por:
  1. Jose Luis Esteban Penelas Director
  2. Óscar Rueda Jiménez Codirector/a

Universidad de defensa: Universidad Europea de Madrid

Fecha de defensa: 22 de septiembre de 2017

Tribunal:
  1. José González Gallegos Presidente/a
  2. Esther Ana Pizarro Juanas Secretario/a
  3. Sara María de Giles Dubois Vocal
Departamento:
  1. ESCUELA DE DOCTORADO E INVESTIGACIÓN

Tipo: Tesis

Teseo: 548153 DIALNET lock_openTESEO editor

Resumen

A finales del siglo XIX, ciertos movimientos artísticos experimentaron lo que Rosalind Krauss en 1979 describía como la condición negativa. [...]una especie de falta de sitio o carencia de hogar una pérdida absoluta de lugar,[...]produciendo el monumento como abstracción, el monumento como puro señalizador o base, funcionalmente desplazado y en gran manera autorreferencial. (Krauss, 1979, p.64). Dieron lugar años después a la expansión de sus propios campos de intervención: movimientos limítrofes planteados desde la realidad múltiple y compleja en la que vivimos, desde una perspectiva fronteriza. El Límite como parte de un continuum, como espacio en el cual se despliegan las artes fronterizas (Trías). El límite, como limes (Trías), como sector fronterizo; lugar cambiante, mutable, situado entre la barbarie y la civilización, entre la cultura y la naturaleza. La estética limítrofe (Trías), desemboca en un arte que niega formalismos y conceptualismo del pasado para apostar por una visión ampliada de sus propias categorías. Dando lugar a nuevas formas fronterizas de proyectar, expuestas a través de la cartografía de las dimensiones limítrofes. Pasajes de la escultura moderna, 1977, Notes in the Index parte I y parte II, publicados en la revista October en 1977 y 1978, respectivamente, y especialmente Sculpture in the expanded field en 1979, todos ellos de Rosalind Krauss, así como Other Criteria (1972) de Leo Steinberg, y los múltiples artículos que se publicarían sobre el tema, daban lugar a través de la crítica teórica, a la relectura y a un nuevo entendimiento de estas prácticas planteadas desde una perspectiva postestructuralista/deconstructiva, desde la redefinición de los límites formales y conceptuales que se habían estado produciendo en la primera mitad del siglo XX dentro del campo del arte. A finales del siglo XIX principios del XX, se inauguraba una época de pérdidas, ausencias y desplazamientos dentro de los procesos artísticos. Esta aplicación de la «lógica a la inversa», funciona en contraposición a las limitaciones propias de las disciplinas artísticas en términos clásicos Estas contraposiciones de las cualidades conceptuales, se traducen en pérdidas de las cualidades formales en cada disciplina, la disolución de los límites conceptuales se transfiere a las cualidades formales a través de la materialidad del objeto, o más bien, la no materialidad: negación de la masa y el volumen, y pérdida del contornos en la lógica estructural de cada una de ellas. La renuncia de las cualidades formales así como el rechazo de los materiales nobles, la búsqueda de la ausencia de forma, de lo perecedero, lo efímero, son las nuevas cualidades matéricas: lo condicionantes fronterizos que posibilitan espectros habitables para estas nuevas dialécticas. Hasta este momento, se puede decir que la historiografía del arte se ha fijado principalmente en los movimientos en sí como tales, obviando el lado oscuro e intrigante de los procesos de creación limítrofes. La investigación que prosigue se focaliza en estos espacios limítrofes, intersticiales y vínculos que dan lugar a un enriquecimiento de los procesos creativos propios de las disciplinas artísticas, a su vez transferibles a otras, como elementos que construyen e integran el paisaje contemporáneo. La situación del paisaje a finales del siglo XIX, adquiere su dimensión más trágica con la disolución progresiva de la pintura de paisajes. Las posibilidades de futuro del paisaje pasaban por la re-invención y el reencuentro de sí mismo, de su lugar o emplazamiento. La pérdida del lugar dada en la escultura, fue precedida por el progresivo extravío del paisaje entre los siglos XVIII-XIX. Esta ausencia de emplazamiento del paisaje sería empleada por la pintura, la cual acoge o rapta al paisaje en su eterno nomadismo, lo encierra y lo transfigura al formato pictórico. Es pues el inicio de la «condición negativa» de la pintura,y en consecuencia de todos aquello temas propios del género pictórico en el sentido que relata Rosalind Krauss: [...]una especie de falta de sitio o carencia de hogar una pérdida absoluta de lugar,[...] (Krauss, Rosalind, 1979). La pérdida del lugar escultórico y el retorno de las posibilidades del emplazamiento del paisaje, junto con los planteamientos de la «condición negativa», «estética negativa» y del «campo expandido», son propuestas como punto de partida para proponer un nuevo campo de indagación y experimentación del paisaje. Se tratará de extrapolar la definición de campo expandido, enunciada por Rosalind Krauss, en términos genéricos entre arte, paisaje y las ciencias de la tierra. Haciendo uso de la definición del paisaje propuesta por una autor contemporáneo, como es Jean-Marc Besse, filósofo, Doctor en historia y director de investigación del CNRS (UMR Gèographie-cités) de París,: [...] un paisaje es el producto de interacciones, de combinaciones y de constricciones naturales (geológicas, morfológicas, botánicas, etc) y de una conjunto de realidades humanas, económicas, sociales y culturales. Son estas interacciones las que, en el tiempo y en el espacio, dan cuenta de las mutaciones percibidas en los paisajes visibles. El paisaje es el efecto y la expresión evolutiva de un sistema de causas también evolutivas [...] (Besse, Jean-Marc, 2010) El replanteo de la existencia del paisaje y sus procesos de construcción y desarrollo que se formula en la investigación es, pues desde sus orígenes. Justificando así el desarrollo que se expone a través de la cartografía de la dimensiones limítrofes, centrándose en el análisis de aquellos procesos de creación fronterizos del paisaje derivados de las expresiones y manifestaciones propias de la artes, entendidas como artes fronterizas, que hacen posible la expansión espectral del campo cultural de cada civilización.