Seguridad de la quimioterapia intratecal en pacientes onco-hematológicosanálisis de 627 procedimientos
- Pardo Moreno, Javier
- Mª Luz Cuadrado Pérez Directeur/trice
- Rafael Arroyo González Directeur/trice
Université de défendre: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 03 juillet 2013
- Eduardo Díaz-Rubio García President
- Gregorio Rodríguez Boto Secrétaire
- Ángel Gil de Miguel Rapporteur
- Exuperio Díez Tejedor Rapporteur
- J. María Fernández-Rañada de la Gándara Rapporteur
Type: Thèses
Résumé
Introducción: La meningitis neoplásica es una complicación devastadora del cáncer sistémico. En los últimos años se ha observado un incremento de su incidencia.. Sin embargo, la barrera hematoencefálica y la barrera hematolicuoral siguen siendo impermeables al paso de los fármacos quimioterápicos, lo que convierte al sistema nervioso central (SNC) en un `santuario¿ para las células neoplásicas y facilita las recaídas tumorales en esta localización. La quimioterapia intratecal (QIT) consiste en la administración de fármacos citotóxicos directamente en el espacio subaracnoideo o intraventricular, y es uno de los procedimientos empleados para el tratamiento o la prevención de la enfermedad leptomeníngea tumoral. Sin embargo, apenas existen estudios de seguridad sobre la administración intratecal de fármacos antineoplásicos. Objetivos: Evaluar la incidencia, gravedad y causalidad de las reacciones adversas presentadas con la administración de QIT para la profilaxis o el tratamiento de la meningitis neoplásica en pacientes onco-hematológicos, así como su posible relación con la vía de administración, la presencia de enfermedad leptomeníngea, el tipo de tumor y el tipo de fármaco administrado. Resultados: Se incluyeron 124 pacientes, con una edad media de 53 ¿ 16 años (rango 18-84). 7 pacientes padecían tumores sólidos y 117, neoplasias hematológicas. 28 pacientes tenían enfermedad leptomeníngea, y los 96 restantes recibieron la QIT con fines profilácticos. Se realizaron 627 administraciones de QIT, 520 por punción lumbar y 107 via Ommaya. En 427 procedimientos,triple terapia ; en 90, citarabina liposomal; en 51, metotrexato; en 40,citarabina y en 19, trastuzumab. En el total de procedimientos, se registraron 59 reacciones adversas (9,4%). 32 reacciones (54%) se consideraron graves, y 30 (51%) fueron atribuibles al fármaco. La presencia de enfermedad leptomeníngea se asoció a una mayor incidencia de reacciones adversas (p=0,002) y de reacciones adversas graves (p < 0,001). Sin embargo, el tipo de tumor no mostró relación con la presencia o gravedad de las reacciones adversas. Al emplear un dispositivo Ommaya las reacciones adversas fueron más frecuentes (p=0,028) y hubo más reacciones graves (p=0,008) que cuando los fármacos se instilaron mediante punción lumbar. La administración de citarabina liposomal se asoció a una mayor incidencia de reacciones adversas (p < 0,001) y de reacciones adversas graves (p < 0,001) en relación con los fármacos de liberación inmediata. La citarabina liposomal provocó más reacciones adversas atribuibles al propio fármaco cuando la vía de administración fue la punción lumbar (p=0,192). En cambio, para los restantes fármacos el riesgo fue mayor con el dispositivo Ommaya (p=0,015). p de la interacción=0,008). Conclusiones: En nuestra serie, la administración de QIT fue un procedimiento relativamente seguro. El tipo de tumor no mostró relación con la seguridad de la intervención. En cambio, la presencia de enfermedad leptomeníngea sí se asoció con mayor incidencia de reacciones adversas y con mayor frecuencia de reacciones adversas graves. La administración de QIT via Ommaya se asoció con un mayor riesgo, salvo que el fármaco administrado fuera la citarabina liposomal. El uso de citarabina liposomal supuso un mayor riesgo que el de los fármacos de liberación inmediata. Las reacciones adversas relacionadas con la citarabina liposomal fueron en su mayoría reacciones adversas graves, y aparecieron con mayor frecuencia si el fármaco se administraba mediante punción lumbar.